Reconocerse 

por Elsa Aurora Nieto desde Buenos Aires, Argentina

                                                                                          “Abierta al futuro, pesimista pero en el fondo esperanzada,
La lección de Anatomía,
es para mentes adultas de cualquier edad.”

(Napoleón Cabrera, crítico)

En obras teatrales -como en todo arte- podemos hablar de géneros, de pequeñas y grandes producciones. De si es comercial, independiente o under. De lo colectivo o individual. De lo pasado y vigente.

Conjugando todo esto, allí se sitúa como uno de los íconos del teatro contemporáneo argentino: 

“La lección de anatomía”, una obra que superó dictadura y tiempo.

Décadas en cartelera, celebrada en aniversarios, con 36 años de funciones ininterrumpidas y coronada con la película documental ‘La Lección de Anatomía, intimidad detrás de un mito’ (Pablo Arévalo y Agustín Kazah) presentada en el BAFICI y atravesada durante su filmación por la muerte de Carlos Mathus su creador y director; la hace insoslayable para esta periodista abordarla en diferentes aspectos a modo de breve reseña, porque para más… hay que verla, experimentarla.

Y para hablar de tan rica historia con presente, me encontré con su actual director (y actor de las primeras temporadas realizando diferentes roles) Antonio Leiva.

Antonio Leiva

EAN: Antonio, antes de ser uno de los protagonistas de ‘La lección de Anatomía’, ya conocías a Carlos Mathus, habías trabajado con él pero también lo elegiste como profesor, ¿por qué?

AL: Había ingresado al Conservatorio Nacional de Arte Dramático y mientras estudiaba canto con Susana Naidich veía diversas obras. Estaba muy interesado en presenciar “La historia del soldado” (Stravinsky) que se realizaba en el Instituto Di Tella dirigida por Carlos Mathus con músicos y bailarines del Colón. Era todo maravilloso, deslumbrante y me dije: quiero hacer esto.

Esperé a que saliera el director, hablamos de la obra, me anoté en su curso y ahí empezó todo. Carrera y vida.

EAN: El Instituto Di Tella fue un espacio fantástico…

AL: El Di Tella era mágico, allí se formó un movimiento enorme y muy particular, único. Te cruzabas con Nacha Guevara, Oscar Araiz, Marta Minujín, Jorge de la Vega, Alberto Ginestera, en fin, los artistas visuales todos… y en teatro, entre otros, Carlos con quien hice el último espectáculo teatral “Leoncio y Lena” (Büchner) cuando cerró en 1970.

Carlos Mathus

EAN: ¿En qué momento o cuáles fueron las circunstancias que dieron origen a “La lección de anatomía”?

AL: Estábamos trabajando con “El jardín de las delicias” (Mathus) en el Alto de la Florida cuando fuimos invitados a llevar la obra a distintos festivales en Francia. Luego, hicimos gira por Suiza y cuando regresamos la Compañía (grupo TIM) tuvo una crisis: algunos actores decidieron no seguir y se incorporaron otros. Los que quedamos, planteamos hacer una obra que no tuviera tanta escenografía ni vestuario y que fuera más de contacto entre los actores con el público.

Vino el verano, Carlos se fue a Rosario y de regreso estuvimos trabajando todo el año 1972 con las propuestas traídas por él hasta llegar al final de Lección… Fue entonces cuando se sumaron psicoanalistas (ayudó muchísimo el Dr. Néstor Breyter) para abordar el análisis transaccional que tanto se hablaba en esa época, y le fueron poniendo nombre a las escenas. Pero todo en guion.

Cuando finalmente vieron un ensayo dijeron: “Carlos, usted tiene una bomba en sus manos, sepa usarla muy bien.”.

Organizaron en el Hotel Sheraton de Buenos Aires el Iº Congreso Internacional de Medicina Psicosomática, y nos invitaron a participar con la obra. Allí estrenamos el 2 de diciembre de 1972.

EAN: Aunque fue en un Congreso Médico, no habrá sido fácil presentar una obra con desnudos completos… De hecho, algunos en la actualidad tienen prejuzgamiento con ello.

“La lección de anatomía”

AL: En esa presentación hubo gente llorando, y eran todos doctores de diferentes ciencias médicas. Fue una revolución y un escándalo también. Abordar todos los temas que trata Lección no fue fácil y muchos productores tenían miedo de ponerla en el escenario por los desnudos. 

Fue un momento bisagra. No conseguíamos lugar hasta que surgió la posibilidad de ir a Theatron donde había finalizado “El Preceptor” (Bertolt Brecht). Era un teatro pequeño, en subsuelo y estaba muy deteriorado. La duda: ¿tomábamos el teatro sin saber del éxito de la obra? Finalmente, convencidos, mi madre sin verla salió de garante y estrenamos el 29 de marzo de 1973.

EAN: ¿Y desde ese día hasta hoy?

AL: Fue increíble. Al día del estreno hacía una semana que teníamos todo vendido, había una gran expectativa para ver la obra por parte de la crítica y del público. 

Estuvimos los primeros diez años en ese teatro que luego compramos y cinco años después vendimos. Luego de esa etapa, nos llama el productor Carlos Rotemberg para hacer en el Teatro Tabarís el festejo por el décimo aniversario y… nos quedamos por trece temporadas en todos sus teatros. Después vino la etapa de Brasil y los viajes por Europa y presentaciones en Latinoamérica.

Elenco original

Luego, la enfermedad de Carlos quien fallece mientras se realizaba el documental, que también y tan bien refleja.

Fue muy duro, toda la responsabilidad recayó en mí y no sabía qué hacer, si seguir o parar. Pero los directores habían ganado un premio para realizarlo y decidí continuar. Ambos hicieron un trabajo muy cuidado, a tal punto que en un aeropuerto se acerca una joven que había visto el documental y me dice: “más que una película es una historia de amor”.

EAN: Yo vi tanto la obra teatral como el documental, y ambos invitan: al ver la obra quieres saber el detrás de escena, y viceversa. Hay que ver las dos. ¿De qué trata La lección de anatomía?

AL: Es un viaje del hombre, la mujer, el niño, joven, adulto hacia dentro de sí mismo. Trata la condición del ser humano.

Carlos Mathus tenía treinta y tres años cuando se atrevió en una época muy tradicional y llena de tabúes a hablar de aborto, de una hija violada por su padre buscando en otro hombre la figura paterna… todos temas muy potentes que rompían los esquemas de ese entonces.

Es ahí, con el transcurrir de las escenas, que el público descubre que lo menos fuerte es el desnudo, que son unos minutos y sin connotación erótica, tan solo es el reconocimiento humano: yo soy desnudo así como hombre, como mujer, tengo una temperatura, una piel, un continente. Y tras conocer ese continente, vemos el contenido. Y esas frustraciones y soledades tan actuales son las que van conmoviendo.

La intervención que tenemos con el público trata de esto: reconocerse para recuperarse. Amor, afecto, cariño.

EAN: Una intervención que me tocó y vaya que es conmovedora. Pero, ahora estamos en pandemia con todos los protocolos sanitarios que restringe ¿Cómo vives esta situación con tantos años de carrera, en un enorme e histórico Teatro Empire y tantos proyectos?

AL: Atroz. Fue como saltar de un avión sin paracaídas lo que nos sucedió y sucede. Estamos todavía sin poder llegar a tocar el piso. Nosotros hicimos las dos primeras funciones de La lección… en el Teatro Buenos Aires y paramos.

Ahora, ya tenemos en el Empire el protocolo que permite con el vivo pero tan solo para noventa personas cuando hay capacidad para trescientas. El teatro está sufriendo uno de sus peores embates, no hay aforo que sirva. Y en el caso de “La lección de anatomía” es imposible realizarla en vivo porque tiene mucho contacto físico. Actualmente, solo está disponible por streaming.

EAN: Considero que el streaming llegó para quedarse como una opción más, incluso desde lo teatral.

AL: Coincido. Además, para mí, aparte de un valor documental propio, del teatro, del acervo del Teatro Empire, de los actores y todos los involucrados, esto lo ve gente en lugares que no imaginaba y nos escriben para contarnos la obra. Entonces, es válido.

No compite con el teatro, no puede porque el teatro nace, vive y muere en esa representación de tiempo presente.

EAN: Pensaba, antes del streaming, en tanto recorrido con La lección… ¿Tienes registro de cuántos actores y actrices pasaron por ella?

AL: Entre tantas temporadas en Argentina y Brasil más presentaciones en Uruguay, Colombia, Chile, España, México, Austria, Venezuela y Paraguay… serán ochocientos. 

Lo maravilloso es que se fue armando un tejido de amistad que me hace agradecer todo lo que me dio esta obra, Carlos que siempre está presente, y el teatro donde soy feliz.

La palabra que más digo en este momento es gracias.

EAN: Gracias.

En escena cuatro hombres y tres mujeres frente a una búsqueda. Y junto al público, un volver a nacer en el amor.

                                                                                                                                 “… Yo no vine a este mundo para vivir
de acuerdo a tus expectativas…”
(Oración Gestalt)