Algunas de las muchas esculturas que te encuentras caminando por Madrid

Son las estatuas urbanas más curiosas de Madrid, aquéllas que nos sorprenden en nuestro deambular por la ciudad. Están dispersas por toda la ciudad. Si las encuentras –algunas no son fáciles de ver–, seguro que te harás una foto a su lado o con ellas de fondo.

El barrendero de la plaza de Benavente

Entre la Puerta del Sol y la calle de Atocha, exactamente en la plaza de Jacinto Benavente, se encuentra una estatua que bien podría ser real, pues representa un barrendero con el cepillo en la mano en plena faena.

Cuando uno advierte que se trata de una figura de bronce, inmediatamente echamos mano del móvil para inmortalizarla. “Barrendero madrileño 1960” es probablemente una de las estatuas más fotografiadas de Madrid.

Es una pieza muy realista de Félix Hernando García, quien rinde homenaje a unos trabajadores esenciales en una gran ciudad: los barrenderos. La estatua fue colocada en 2001.

Barrendero madrileño 1960

“Accidente aéreo”

En la calle Mayor y muy cerca de la Puerta del Sol, si uno mira hacia el cielo, podrá observar en lo alto una imagen muy impactante que los madrileños conocen como “el ángel estrellado”.

En realidad, se trata de una estatua en bronce de más de 300 kilos realizada por el artista Miguel Ángel Ruiz Beato.

Se halla, desde el año 2005, en la azotea de un inmueble de cinco plantas situado en el número 3 de la calle de los Milaneses.

El verdadero nombre de la escultura es “Accidente aéreo” y representa una figura de un ángel con la cabeza aplastada contra el edificio, los pies en lo alto y las alas desplegadas.


Accidente aéreo


El Día y la Noche

En los accesos de la estación de ferrocarril de Madrid-Atocha nos encontramos con dos cabezas gigantes de bebé. Parecen idénticas, pero no lo son.

Una representa el “Día” y otra, la “Noche”. Son obra del artista de Tomelloso Antonio López García, quien se inspiró en su nieta Carmen, cuando tenía 6 meses de edad, para hacerlas.

En una, el bebé tiene los ojos cerrados, y en la otra, los tiene abiertos. Se trata de dos piezas hiperrealistas realizadas por encargo del Ministerio de Fomento en 2002.

El Día y la Noche

Julia, la primera universitaria

En la calle del Pez, haciendo esquina con la de San Bernardo, nos encontramos con “Julia”, la estatua de la primera universitaria de Madrid que iba a estudiar a la Central de San Bernando disfrazada de hombre. O al menos eso es lo que dice la leyenda.

La vemos apoyada en uno de los muros laterales del Palacio Bauer. Hay quien asegura que representa a Concepción Arenal, escritora y jurista que en 1840 se disfrazó de hombre para estudiar Derecho. El autor de la estatua, Antonio Santín, la bautizó “Tras Julia”.


Tras Julia


Dos niños leyendo frente a la Biblioteca Nacional

En el Paseo de Recoletos, justo frente a la Biblioteca Nacional, nos encontramos con una estatua de dos niños leyendo, una estampa que emociona en una época tan digital como la nuestra.

El monumento, de apenas un metro de altura, fue inaugurado el 23 de abril de 1984. Una obra de Manuel García Buciños que lleva la inscripción: “Los libreros españoles, al libro y sus creadores”. 


Al Libro


“La mano” de Botero

Es una de las obras de Fernando Botero que, después de ser expuesta en una gran muestra antológica, se instaló en Madrid de forma permanente. Pesa más de 500 kilos y fue comprada por Telefónica, empresa que la prestó a Madrid para su exhibición permanente.

Se puede ver en el paseo de la Castellana, a la altura del Museo Nacional de Ciencias Naturales.


mano_de_botero.jpg


“La sirena varada”, de Chillida

Nada menos que Eduardo Chillida firma una de las monumentales obras que integran el Museo de Arte Público del paseo de la Castellana, situado bajo el paso que une las calles Eduardo Dato y Juan Bravo.

Se trata de “La sirena varada”. En este museo al aire libre, hay obras también de Eusebio Sempere, Andreu Alfaro, Gustavo Torner, Gerardo Rueda, Palazuelo, Miró y Pablo Serrano, entre otros.


La Sirena Varada


La abuela roquera

Es la abuela roquera de Vallecas, una de las esculturas más curiosas de Madrid. Se puede visitar en el Bulevar de este barrio madrileño, en la calle de la Peña Gorbea.

Ángeles Rodríguez Hidalgo (1900-1993) era el verdadero nombre de esta marchosa mujer que era fan del grupo AC/DC y escribía columnas y reportajes de música para la revista Heavy Rock.

La figura es obra de Carmen Jorba y se realizó en 1994 con el dinero recaudado en un concierto en el que tocaron Esturión, Ñu, Asfalto, Sobredosis y otras bandas históricas del heavy metal nacional.

La Abuela roquera


El Ángel caído

Es de las pocas estatuas que hay en el mundo que representa a Lucifer durante su expulsión del Cielo. Se encuentra en el Parque del Retiro y es obra del escultor Ricardo Bellver, que la llevó a la Exposición Universal de París. Finalmente, el Ayuntamiento de Madrid la compró y la instaló en el Retiro en 1885.

Hay quien dice que esta obra tiene propiedades malignas, porque se encuentra exactamente a 666 metros de altitud y porque su pedestal tiene ocho lados (el número atribuido al caos). Sin embargo, el Demonio aparece con un aspecto bastante humano.


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El Vecino curioso

En pleno centro de Madrid, en la confluencia de la calle Mayor con la calle de la Almudena, se encuentra la estatua en bronce del Vecino Curioso.

Una figura masculina que se asoma sobre una barandilla desde la que se ven los restos arqueológicos de la Iglesia de Santa María de la Almudena.

Es obra de Salvador Fernández Oliva y se ejecutó en 1999 para que los viandantes se acercaran a contemplar los restos de nuestra historia. ¿A qué no sabes cuál es su parte más desgastada?


El Vecino curioso


Farolero madrileño

La escultura que recuerda a los antiguos faroleros de la ciudad de Madrid fue un encargo del Ayuntamiento al escultor Félix Hernando (autor también de las estatuas del Barrendero madrileño, de Lector de la calle San Justo y del Hombre sentado de la plaza de la Paja),realizado en 1999, e instalado en origen en la Plaza del Carmen.

El Farolero fue trasladado posteriormente a la calle de Concepción Jerónima, y reubicado delante del singular edificio racionalista de la antigua Imprenta Municipal de Madrid.

El alumbrado público madrileño comenzó su andadura en la segunda mitad del siglo XVIII, si bien en esos momentos, y hasta entrado el siglo XIX los faroles eran de aceite. El gas se introduce en1846 con la creación de la Sociedad Madrileña para el alumbrado de Gas. Los primeros faroles de gas se instalaron en 1847 y hasta la década de 1940 no fueron sustituyéndose por el alumbrado eléctrico. La electricidad supuso el fin del oficio que la escultura conmemora.

Farolero madrileño (© Antonello Dellanotte)

Monumento a los Héroes de Baler

La plaza del Conde del Valle de Súchil, al comienzo de los jardines del Almirante Pascual Cervera, en Chamberí, acoge esta gran escultura que rinde homenaje al destacamento español conocido como “los últimos de Filipinas”, que entre julio de 1898 y junio de 1899 fue asediado por tropas filipinas en una iglesia del pueblo de Baler, en la isla de Luzón.

Obra del escultor Salvador Amaya, la pieza de bronce y de unos tres metros de altura representa al Teniente Saturnino Martín Castillo. El pedestal sobre el que se alza contiene una inscripción con la fecha de la efeméride, los nombres de los cincuenta y cuatro soldados que resistieron el sitio y palabras en su recuerdo. 

Monumento Heróes de Baler

Julia, de Jaume Plensa

Una escultura de 12 metros del artista barcelonés se ubica sobre el pedestal donde estaba la estatua del navegante genovés (Plaza de Colón. Hasta diciembre 2021).

Fuente: Esmadrid

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