El Reina Sofía despliega el arte más radical de América Latina
La pinacoteca presenta ‘Los enemigos de la poesía. Resistencias en América Latina’, el segundo episodio de su reordenación que se centra en el arte producido entre 1964 y 1987 en aquella área geográfica y en su relación con España
PUBLICADO EN EL CULTURAL – Madrid, España 16 junio, 2021
Hace tan solo un mes el Museo Reina Sofía presentaba el primer capítulo de la reorganización de su colección permanente. Nos ven. De la modernidad al desarrollismo empieza con la hegemonía cultural americana y concluye con la obra de Luis Gordillo. Ahora, la pinacoteca que lidera Manuel Borja-Villel ha presentado la segunda parte: Los enemigos de la poesía. Resistencias en América Latina. Ubicado en el edificio Nouvel 1 se centra en el arte producido entre 1964 y 1987 en aquella área geográfica y en su relación con España. Las transformaciones políticas de la época y la aparición de nuevas prácticas artísticas, como el arte correo, favorecieron una serie de intercambios trascendentales para el devenir del arte contemporáneo.
En esta nueva parte de la colección se pueden ver distribuidas en diez salas más de 100 obras, la mayoría nunca exhibidas antes. Más allá de los formatos tradicionales como la pintura, la escultura e incluso la fotografía, las salas que se abren ahora ponen énfasis en la experimentación con los nuevos lenguajes y las nuevas prácticas artísticas de aquellos años como la apropiación de los nuevos medios y de las tecnologías de comunicación de masas; la utilización del cuerpo como herramienta de expresión y crítica social; la intervención en la esfera pública, el cuestionamiento del sistema del arte y de las instituciones, y la redefinición del papel del espectador, elevado a la posición de participante en las obras.
Además de instalaciones, obras efímeras, de arte postal, vídeos, registros de performance y acciones, las salas reúnen una amplia muestra de escritos, revistas, periódicos, cuadernos y todo tipo de documentos procedentes del fondo de la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo, que dan soporte al discurso expositivo. Como idea general y de forma cronológica, aunque con ciertas sincronías puntuales, el recorrido aborda la realidad de América Latina como un concepto complejo, amplio, plural y diverso, que abarca una gran cantidad de países, cada uno con sus particularidades, con sus rasgos autóctonos y en el que la idea de lugar está por encima de la de mapa. Publicidad
En cuanto a las prácticas desarrolladas en Latinoamérica entre las décadas de los 60 y los 80, se recoge desde la psicodelia de la Tropicália brasileña y el nacimiento de los conceptualismos y de otros lenguajes que van más allá de la abstracción y de las prácticas abordadas en décadas anteriores, donde los artistas comienzan a trabajar con la idea de cuerpo y con el proceso hasta la experimentación en otros campos como el cine y la fotografía.
Arte durante los conflictos sociales
Este nuevo episodio comienza en una sala denominada De la sequía a las palmeras dedicada al arte desarrollado en Brasil desde finales de los años sesenta hasta mediados de los setenta, donde se subrayan las ideas de la experimentación sensorial, la ocupación del espacio público, la desmaterialización de la obra y la participación del espectador. A través de obras de artistas como Hélio Oiticica, Iván Cardoso, Glauber Rocha o la arquitecta Lina Bo Bardi el espectador se adentra en las manifestaciones surgidas en aquel momento en el país en otros campos de la cultura como la música, el diseño, la arquitectura, el cine o el teatro.
Le sigue Más allá de lo concreto, donde todas las obras de Poema / Processo, Augusto de Campos, Julio Plaza, Analívia Cordeiro o Regina Silveira se exponen por primera vez. También hay un espacio dedicado a artistas que han trabajado en Venezuela en el contexto del arte cinético, investigando la potencialidad de la abstracción a partir de la figura de Mondrian. Y de ahí se da un salto hasta Argentina con Itinerario del 68, sala dedicada al contexto argentino pero muy relacionado también con sus países vecinos y con España, donde presenta a artistas imbuidos por el espíritu de mayo del 68. Esa época coincide con el régimen del militar Juan Carlos Onganía, una “dictablanda” que permitía a los creadores trabajar, pero cuya práctica empezó, poco a poco, a chocar con la oficialidad.
Además, entre todas las prácticas nos podemos encontrar con ejemplos de arte postalen un momento en el que durante la dictadura en Brasil y otros países del Cono Sur, los artistas tenían muy difícil no solo la cuestión de la producción, sino también hablar de lo que pasaba. Entonces encontraron en el circuito de arte postal una posibilidad de intercambiar mensajes subliminales y seguir produciendo en una especie de red internacional de arte casi efímero.
La exposición tampoco se olvida de la masacre de Puerto Montt o de la reflexión sobre el territorio y los mapas que están haciendo muchos artistas del momento, y que permea por las obras de otras salas. En la instalación Video Trans Americas (1976) Juan Downeyplantea un recorrido por América a través de los diarios en vídeo que grabó en sus distintos viajes y con el que buscaba mostrar las conexiones entre los pueblos originarios de todo el continente. Esta pieza se presenta ahora en contexto junto a otras obras incorporadas recientemente a la colección como Brasil nativo, Brasil alienígena (1876-1877) de Anna Bella Geiger y una serie de trabajos de varios artistas que colaboraron con la reforma agraria de la dictadura militar socialista instaurada en Perú tras un golpe de Estado de 1968.
La violencia en Perú es, de hecho, otro de los asuntos que se abordan en este segundo capítulo de la colección y para ello se centra en un contexto urbano que se hace eco de lo que fue el arte gráfico en un periodo de conflictos internos de mucha violencia. Aquí se recogen trabajos de Herbert Rodríguez, Taller NN o Jaime Rázuri. El broche a este recorrido lo pone la sala dedicada a Chile en el contexto de la dictadura de Augusto Pinochet, que fue la más tardía en desaparecer y que creó un fenómeno generalizado de solidaridad internacional con el pueblo chileno, que desembocó en diversas exposiciones de apoyo al país para su vuelta a la democracia.